Por Raúl Adorno Jiménez
Es evidente que por más que se esfuerza la oposición y esa comentocracia que se empeña por descalificar, por llevar a los extremos supuestos escándalos para debilitar a la Cuarta Transformación, ni gritos ni sombrerazos hacen mayor mella al proyecto que encabeza la presidenta Claudia Sheinbaum.
Da lástima y pena ajena el comediante Víctor Trujillo al tratar de ridiculizar a Luisa María Alcalde, actual presidenta nacional de Morena, con chistes baratos y banales que simplemente a la mayoría de los mexicanos no les interesa. No le resto méritos a quien personaliza a brozo, seguramente en sus redes sociales tendrá miles de seguidores, pero que se quedan cortos ante los millones de mexicanos que siguen creyendo en la presidenta Claudia Sheinbaum y su proyecto en la 4 T.
David Martín del Campo
Cuentan las crónicas de aquel 10 de mayo de 1949, en la inauguración del Monumento a la Madre ubicado en el jardín Sullivan, el desmadre en que derivó el festejo. Se había anunciado que las primeras mamacitas que acudieran ahí, con el presidente Miguel Alemán en persona, serían obsequiadas con modernas licuadoras eléctricas para liberarlas del humillante molcajete. Y llegaron diez, cien, mil, diez mil… y aquello fue un bochinche que terminó en rebatinga. Los guardias del Primer Mandatario debieron llevárselo en andas para salvarlo del feroz arrebatadero.
Ah, la fascinante modernidad. Aquello se remontaba a 1922, cuando el secretario de Educación, José Vasconcelos, instituyó la fecha como la efeméride cívica por antonomasia. En el pedestal del monolito fue colocada una placa anunciando a todos los cielos que la figura ahí dispuesta celebraba “a la que nos amó antes de conocernos”. Y todos (y todas) tan felices.
Muchos pensadores del siglo pasado han señalado aquello de que el mexicano, “ausente de padre”, experimenta un complejo edípico de marca. Con un padre inexistente, no le queda más que vincularse afectivamente a su progenitora, con todas la consecuencias que ello supone. Después de todo madre sólo hay una, y el que lo niegue que se vaya mucho… Bueno, al fin que todo queda en familia.
Sin mencionarlo abiertamente, los antropólogos coincidían en explicar aquello de que la (nefanda) Conquista habría implicado, también, una violación masiva de mujeres ante el hecho de que los soldados castellanos venían solos, lo mismo que Hernán Cortés. Y que cada cual se buscase su Malintzin para cumplir con la hombría en suspenso. Buena parte de nuestro mestizaje ocurrió de tal manera, que ya la cuestión de los apellidos vendría después.
Rubén Vázquez Pérez
Muy lapidarias y funestas advertencias sobre el futuro de la democracia y el estado de derecho en México han lanzado opositores al régimen de dentro y fuera de los partidos, a propósito de la inminente elección que llevaremos a cabo para renovar del Poder Judicial en el país, en poco menos de un mes.
Lo curioso es que entre la ciudadanía hay quienes hacen caso de estos catastrofistas y se alarman porque creen que el inédito proceso electoral, nos va a desbarrancar, desde una especie de paraíso judicial, que no tenemos, hacia una suerte de infierno sin ley que, si tenemos, y que le quitaría sustento a las libertades, la igualdad y a la democracia, según dicen.
Bueno, así es como las aves de mal agüero le venden al ciudadano común este petate del muerto que, bien visto, tiene mucho parecido con esos otros presagios –fallidos, al final de cuentas- sobre la presunta “venezolización” a que nos llevaría la 4T con AMLO al frente.
La verdad, empero, sobre todo para quienes hemos completado varias décadas de existencia, es que a los mexicanos nos consta que nunca hemos disfrutado de, por ejemplo, aquello de que “todos somos iguales ante ley”. Y menos, claro, si se tiene la desgracia de ser pobre.
Por Raúl Adorno
Hace algunos días me sorprendió una propaganda del gobierno estadounidense que se transmitió por televisión abierta y restringida, donde aparecía la secretaria de Seguridad del Interior de Estados Unidos, Kristi Noem, quien enarbolaba la política antinmigrante de Donald Trump, mismo que criminaliza a los trabajadores indocumentados por el simple hecho de ofrecer su mano de obra barata a la economía de la Unión Americana.
Escuchaba las noticias que transmite Milenio Televisión cuando apareció la funcionaria, quien comentaba muy ufana: “Soy Kristi Noem, secretaria de Seguridad Interior de Estados Unidos. Gracias, presidente Donald J. Trump, por asegurar nuestra frontera y por poner a Estados Unidos primero.