Rubén Vázquez Pérez
La aplastante victoria de Claudia Sheinbaum el pasado 2 de Junio dejó en claro que por lo que se refiere a la oposición, hace tiempo, décadas sin duda, que carecen de nuevas figuras con el empaque suficiente como para convertirse en liderazgos capaces de concitar la movilización ciudadana con algo más que resentimiento, mentiras, manipulación, desprestigio y odio.
De hecho esta estrategia probó una vez más su ineficacia: por más veces que las mentiras se repitieron a diario, en redes sociales, radio, televisión y prensa escrita, no penetraron sino sólo en las mentes de un sector desinformado, confundido, predispuesto, conservador y acomodado en los mullidos privilegios de que disfrutan desde hace décadas.
Los 35 millones de votos a favor de la ahora virtual presidenta electa golpearon el mentón de una oposición derechizada; la enviaron a la lona hasta el punto de un nocaut del que no logran reponerse aún y es la hora en que no alcanzan a comprender que el electorado mexicano evolucionó de las despensas y los mil pesos a la exigencia por la continuidad de políticas que recién empezaron y que por primera vez, los pusieron en primer plano.
Podría decirse que el electorado mexicano si desarrolló, en cambio, la capacidad de discernir entre falsedad y realidad; entre inmediatez y largo plazo; entre demagogia y congruencia; en consecuencia, ha sido capaz de tener su propia opinión, lo cual no es sino otra derrota –aplastante también- para los poderes fácticos agazapados detrás de medios de comunicación.
Rubén Vázquez Pérez
Veo las imágenes de la marcha de este domingo 19 de Mayo de los afines a Xóchitl y a Taboada. Sin duda, decenas de miles; el Zócalo no del todo se ve completo, si bien algún acceso a la plaza mayor se advierte colmado de manifestantes.
Hay que hacer notar que hubo presencia anticipada del contingente de la CNTE que –según nota periodística de Maru Rojas en Radio Fórmula-, fueron “conminados” a permanecer en el primer cuadro en llamadas que les habrían hecho desde la Secretaría de Gobernación del gobierno federal y de la Secretaría de Educación del gobierno capitalino, según testimonio de un dirigente del magisterio, que recogió la reportera.
Veo también imágenes de numerosos contingentes rosas en diversas ciudades del interior del país y gráficas de algunos grupos con pancartas en torno a embajadas de México, como la de París, en Francia. Si bien las imágenes no muestran la magnitud de las movilizaciones a las que convocó el Presiente Andrés Manuel López Obrador cuando fue dirigente opositor, si sorprende la copiosa respuesta de esta convocatoria a sumarse a la causa de los candidatos de la derecha.
Rubén Vázquez Pérez
Se culpa al Presidente –entre muchas otras cosas- de haber dividido a la Nación.
Y al igual que ésas muchas otras cosas, la afirmación carece de sustento; es, cuando mucho, una verdad o una mentira, pero siempre, a medias.
Lo que sí se puede decir es que Andrés Manuel López Obrador ha hecho muy poco por la reconciliación.
En cambio, ha dicho: su pecho no es bodega. Y es por eso que con nada de lo que le han acusado se queda: todo contesta y, por lo general, lo hace con dureza.
En tanto, los de enfrente, sus adversarios, reconciliación es lo que menos quieren. Razón no les falta porque, de conseguir reconciliarse, dejarían sin asidero su estrategia anti 4T.
El asunto es que hay en este país un gran abismo que separa a la sociedad, uno más aparte de clasismo, racismo, sexismo, los credos religiosos y el futbol.
Rubén Vázquez Pérez
Ni un acento, ni siquiera una coma, mucho menos el tono, cambió en el discurso y la estrategia de la oposición a la Cuarta Transformación:
En los casi seis años que tiene ésta de gobernar, el común denominador de PAN-PRI-PRD fue siempre de negación, descalificación, insulto y toda suerte de bajezas y vilezas; muchas mentiras y verdades a medias.
Repetidas ad infinitum a través de ese monstruo de mil cabezas que son las redes sociales y en estricto apego a las enseñanzas del nazi Joseph Göebels, las falacias fueron pronto aceptadas como verdades incuestionables.
El resultado más palpable de esa incesante labor de zapa fue el quiebre y la pérdida de amistades, incluso de núcleos familiares. Y, por decir lo menos, un incómodo ambiente de relaciones laborales en los centros de trabajo.
Así que no es exagerado decir que mucha culpa comparten los opositores en esto de la polarización de la sociedad, de la que sólo culpan al Presidente Andrés Manuel López Obrador. Pero es todo lo que han logrado.
La realidad es contundente: en estos casi seis años del sexenio lopezobradorista no consiguieron crear ni un solo liderazgo que le hiciera sombra al mandatario y mucho menos con posibilidades de reconquistar la Presidencia.