Ernesto Soto Paez
Picardía Mexicana, el libro más vendido en México durante los años setentas y ochentas del siglo pasado, fue reeditado recientemente, no sólo para que las nuevas generaciones lo conozcan, sino para rendir un homenaje a su autor: Armando Jiménez (1917-2010), un cronista de la cultura popular citadina.
En ese texto fundamental, se hallan las claves para entender bien a bien los ademanes que los mexicanos utilizan para señalar la flojera; a los pregonero de la lotería que canta cada que sacan un nuevo naipe y el significado de frases como “estar con el hijo atravesado” o “colgar los tenis”.
Rubén Vázquez Pérez
Muy poco, y más bien nada, queda de la declaración aquella acerca de la prioridad que tendría el turismo como política del gobierno de Miguel Ángel Mancera Espinosa, formulada por éste a principios de su gobierno, por cierto, cerca del fin.
Muy poco porque se ha completado el desmonte de la estructura de programas y equipos de trabajo en la Secretaría de Turismo de la Ciudad de México iniciada desde que llegó su actual titular, Armando López Cárdenas, hace ocho meses y medio.
Las actividades desplegadas durante el sexenio –e incluso antes de éste-, para beneficiar con viajes, paseos, cultura y esparcimiento gratis a cientos de miles de capitalinos marginados económica y socialmente, no se hacen más en esa dependencia.
Socavada la política turística, no existe ya, tampoco, la estrecha vinculación con hoteleros, restauranteros, ni agencias de viajes; no la hay con los dueños de aerolíneas, centros de diversiones, ni con los administradores de museos; menos con jefes delegacionales. ´
Y ni hablar de la coordinación con los gobernadores de estados cercanos a la capital del país, con quienes se inició un proyecto para consolidar el turismo regional en el centro de la República, que beneficiaba la economía de cada entidad y ampliaba la oferta a los viajeros.
De manera inexplicable hasta ahora, el despliegue de todas estas acciones fue paulatinamente abandonado no obstante que hasta el cierre de 2016 registraron aumentos en la generación de empleos; ampliación de inversiones e infraestructura hotelera; en la llegada de visitantes nacionales y extranjeros y en la captación de ingresos, incluidas divisas
Ernesto Soto Paez
Unos meses después del asesinato de Pancho Villas su tumba fue violada, sus restos exhumados y decapitado, sin que hasta el momento se conozca el paradero de la cabeza del Centauro del Norte, ni por órdenes de quien fue consumado el hecho.
Respecto a cómo sucedieron las cosas, cuando aun vivía uno de los testigos presenciales más acreditados, aportó algunos datos sobre el hecho. Este hombre, rodeado de periódicos que habían resistido el paso del tiempo, fotografías, actas de nacimiento y copias de esquelas, un hombre originario de Parral, Chihuahua, relató una historia que aclara algunos mitos y leyendas del general de México conocido como: Pancho Villa.
Ernesto Soto Paez
El episodio policiaco más famoso del México revolucionario fue el que, entre 1914 y 1919, protagonizaron en la Ciudad de México los integrantes de la Banda del Automóvil Gris, cuyos hechos delictivos fueron inmortalizados por el cineasta Enrique Rosas, en una de las películas más conocidas del cine mudo mexicano.
México aun no se recuperaba del golpe de Estado que había dado, Victoriano Huerta, peo la expectación, debido a las fechorías del banda, se vio multiplicada cuando se habló insistentemente de la complicidad del general, Pablo González, quien solapó las correrías del grupo criminal, y otros altos funcionarios, quienes lograron obtener papel oficial de la Inspección de Policía del Distrito Federal, mediante el cual redactaban supuestas órdenes de cateo con lo cual tenían franca la entrada a los domicilios asaltados, huyendo después a bordo del Fiat modelo 1914, color gris, que les dio nombre y fama.