Tarde o temprano los dardos que lanza el Presidente López Obrador repercuten en el hombre e la calle, en el “Pueblo bueno” y en el sector no tan pensante de México, por el partido que toman las diferentes capas sociales, en favor o en contra de los dichos presidenciales y las críticas punzantes y desorientadoras de algunos medios que también se alinean difundiendo información sesgada confundiendo a las audiencias. Y buena culpa de esta desorientación es del AMLO por no dar información completa. Cree que con citar los grandes tumores purulentos que han existido en la relación de personajes siniestros con otros igual de repugnantes protagonistas de la administración pública, todos conocen los detalles finos de los saqueos que ha sufrido el erario, cuando debe acompañar sus alega tos con más elementos que sirvan para normar criterios y juzgar con mayor justeza.
Un castillo de 500 millones de dólares
Por ejemplo, cada que se refiere al Fobapropa, creado por el Presidente Ernesto Zedillo, creado para salvar de la quiebra a los bancos y con ellos a cientos de miles de ahorradores, siempre lo asocia con corrupción, pero a secas. Pocos saben, por ejemplo, que Roberto Hernández, propietario en aquel tiempo de lo que es ahora Citibanamex, compró un castillo en París que costó 500 millones de dólares. O que la mayor parte de los banqueros se otorgaron un bono de 200 millones de pesos tan luego recibieron el dinero del rescate. Hay que saber que “A pesar de que en 2019 se destinaron otros 51,339.9 millones del presupuesto federal al IPAB, antes Fobaproa, el monto de la deuda sigue siendo elevada y mantiene una presión sobre la economía y las finanzas públicas nacionales, al representar el 3.6% del PIB.”, según publica el periódico electrónico página 66.
Otra perla: El Fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero, entregó un cheque de 2 mil millones de pesos al Presidente López Obrador el 10 de febrero de este año, cantidad que estaba etiquetada para que poder pagar los premios de la lotería a los ganadores de la rifa del avión sin avión. El dinero, se filtró en varios medios, provenía de la empresa Telra, quien le había recibido del Infonavit una indemnización abusiva de cinco mil millones de pesos por la cancelación de un contrato de Movilidad Hipotecaria, igual de abusivo.
4 de marzo de este año, Santiago Nieto, el Eliot Ness de la actual administración, titular de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), dio cuenta que se inquiere fraude fiscal, corrupción política y peculado en ese famoso contrato del Infonavit con Telra, propiedad de los hermanos Rafael y Teófilo Zaga Tawil.
Sólo se espera que la justicia actúe y se dilucide quién firmó ese contrato; que si estaba pactado previamente que se cancelaría para luego cobrar indemnización. En fin, toda especulación se vale, mientras el Gobierno no transparente todos los detalles finos de este saqueo a los dineros públicos.
Lo extraño del caso es los hermanos Zaga sólo están imputados de haber obtenido una tramposa indemnización de Infonavit, pero no quien o quienes se las otorgaron. Los dos directores del Infonavit implicados, Alejandro Murat y David Penchyna, tienen mucho que aclarar en esta rapacidad.
Respecto a las protestas de los dirigentes del Consejo Coordinador Empresarial, presidido por Carlos Salazar Lomelín La Coparmex, de Gustavo de Hoyos, La Concamin, de Francisco Cervantes Díaz, se le fueron a la yugular al Presidente López Obrador, al advertirle que usarán todo el poder de sus recursos legales para echar abajo el decreto que deja fuera a empresas privadas en la generación de energía limpia (agua, viento y sol).
Se desgañitan pregonando que con este tipo de acciones se está emprendiendo una guerra contra la inversión privada, cuando no es así. Según pudo indagar este espacio, los “empresarios” que obtuvieron la concesión para generar energía limpia, se les dio el incentivo de cero pesos en aranceles e impuestos, pero la mayoría de ellos utilizaron este beneficio para lavar dinero. Si importaban mil, declaraban cinco mil y los otros cuatro sí deberían pagar impuestos de importación. Pero AMLO sólo dice “corrupción”. Este lunes, dijo sobre el tema que, en lugar de demandar, deberían ofrecer disculpas y aceptar que “se excedieron”. Pues sí, se excedieron, pero que dé detalles
La comunicación es deficiente. Se requieren más pormenores o, mejor: denunciar ante las instancias correspondientes para que se actúe en consecuencia contra los depredadores de los recursos públicos. Pregonó corrupción en las obras canceladas del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, y a año y medio de su Gobierno, pocos datos y muchas declaraciones en sus mañaneras.
De una u otra forma, la guerra del Presidente no es contra la inversión privada, sino contra los malandrines que se han disfrazado de empresarios y para que eso quede claro, es preciso que mejore AMLO la comunicación.
Por lo demás, son bien conocidos los excesos de López Obrador en sus exabruptos, como el cometido cuando se refirió a los médicos, de quienes dijo que eran mercantilistas, a quienes después ofreció disculpas. En este punto, no le falta razón al mandatario, pero ¿qué necesidad de estar abriendo tantos frentes? En todos los casos, lo que procede es denunciar con pelos y señales a los corruptos y aunque diga que hay excepciones, los gremios se unen y lo acusan de estar contra todos ellos. “Si ofenden a uno, ofenden a todos”, parece ser el mensaje.
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