Los contratos tenían como propósito la explotación de jornaleros indígenas con pagos ínfimos, sin prestaciones, acinados en instalaciones precarias que les servían de vivienda provisional, donde familias completas, incluyendo a menores de edad, eran contratados con jornadas extenuantes en los cultivos de frutos y hortalizas que iban a parar al mercado estadounidense.
Ventas que dejaba jugosas ganancias para apenas unos cuantos empresarios, sin descontar que compañías extranjeras, particularmente de Estados Unidos, también se aprovecharon de esta mano de obra barata, para cultivar sus productos que van a parar principalmente al mercado del vecino país del norte, contándose con el contubernio y displicencia de autoridades mexicanas que permitieron por muchos años esta explotación indiscriminada a los jornaleros mexicanos.
En la industria automotriz, hoy altamente cuestionada por el presidente electo de EU Donald Trump, si bien no pueden compararse con las condiciones laborales del campo, porque los trabajadores cuentan con prestaciones y seguridad social, de cualquier manera la producción de automóviles, tractocamiones de carga y tractores para el campo, resulta más económica en nuestros país que producirlos en la Unión Americana, cuya mano de obra calificada resulta mucho más onerosa para las empresas trasnacionales.
En todo caso, esa mano de obra más barata, se convirtió en un factor de competitividad que ofrecieron los gobiernos neoliberales en México para traer inversiones extranjeras y consolidar las maquiladoras de sectores exportadores importantes hasta convertir a México como el principal socio comercial de Estados Unidos, con importantes superávit a favor de México, que hoy cuestiona Trump, que por segunda vez llegará a la Casa Blanca blandiendo amenazas por aquí y por allá, dejando de lado que los principales beneficiarios de la asociación comercial entre ambas naciones, son los consumidores estadounidenses.
Pero esa competitividad que ofrecieron los neoliberales también fue en detrimento de sectores importantes del campo, pues resultaba más barato importar maíz amarillo, que se utiliza como forraje para ganado vacuno o porcícola, así como para la avicultura, dejándose de producir en México, lo que provocó no sólo el deterioro de la vida de millones de campesinos, sino la alta dependencia de nuestro país, convirtiéndose en el principal importador de maíz amarillo del mundo.
Los anteriores, son apenas unos ejemplos de lo que significó que se dejara de invertir en ciencia y tecnología, bajo el supuesto de que resultaba más barato importarlos que producirlos aquí, por ello resulta loable que la presidenta Claudia Sheinbaum, hoy proponga recuperar la capacidad creativa, tecnológica y científica de nuestro país.
En su discurso realizado en el Museo Nacional de Antropología, la primera mandataria fue enfática al señalar que “pasamos de un periodo en donde la planeación no necesariamente era el eje de una visión. Pasamos de un periodo en donde la globalización representaba que se produjera en cualquier lugar del mundo, no importaba, mientras fuera más barato para poderlo importar, a una visión distinta en el mundo hoy donde hablamos más de mercados regionales, de producciones nacionales, de cadenas de valor y también de planes”.
Con lo anterior deja muy claro que México recuperará su capacidad de crear y generar su propia tecnología, sus proyectos científicos e infraestructura industrial, pues basta señalar que México dejó de ser un país exportador de vacunas, para ser un importador nato de las mismas, de tal manera que sería estupendo que se vuelva a retomar esa capacidad de producir nuestros propios medicamentos.
La presidenta Sheinbaum sostuvo que su objetivo con el Plan México, entre otros, es reducir en la medida de lo posible las importaciones, que se produzca más en México, no solamente para nuestro mercado, sino también para el mercado regional del T-MEC. Agregó que Estados Unidos también depende mucho de la importación de China y de países asiáticos, por lo que sería bueno fortalecer el mercado regional con productos producidos en nuestra propia región.
Además, dijo, el objetivo también es ampliar a todo el Continente Americano, que esa es la visión que queremos tener para ser la región con mayor potencial y desarrollo del mundo. El objetivo es fortalecer estos mercados locales, el mercado nacional, el mercado interno y los mercados regionales.
Con una visión de largo plazo que va incluso más allá de su sexenio, explicó la presidenta Sheinbaum, el Plan México tiene entre otros propósitos, elevar el contenido nacional y regional, y ampliar la sustitución de importaciones con cadenas de valor. Relanzar el programa “Hecho en México” que es parte de la visión que tenemos, que sabemos que nos van a ayudar muchísimo en esto.
Se plantea crear empleos bien remunerados en sectores de manufactura y servicios, pero particularmente una visión para la reindustrialización del fortalecimiento de la industria en nuestro país. Incrementar la proveeduría local de más valor.
Asimismo, traza promover Polos de Desarrollo y de Bienestar, a partir de vocaciones regionales, que esta es la gran visión que tenemos. Inició en el sexenio pasado con los Polos de Bienestar en el Istmo de Tehuantepec y la visión es desarrollar esto para todo el país. Y ampliar el acceso a la educación media superior y superior, y su vínculo con el Plan de Desarrollo. Fortalecer el desarrollo científico, tecnológico y la innovación.
Con todo lo anterior, la presidenta Sheinbaum expresó su confianza de que el Tratado Comercial entre México, Estados Unidos y Canadá se va a mantener porque ha demostrado ser uno de los mejores Tratados Comerciales en la historia: ha beneficiado a los tres países, a Canadá, a Estados Unidos, a México; ha beneficiado en términos de empleo, ha beneficiado en términos de crecimiento económico, ha beneficiado en términos de crecimiento de mercados regionales, y además, es la única manera en que podemos competir con los países asiáticos, en particular con China.
Con el Plan México se proponen metas ambiciosas, por ejemplo, pasar de ser la economía 12 en el mundo a ser la décima economía mundial. Incrementar y elevar la proporción de inversión respecto al PIB arriba del 25 por ciento, que se alcanzó en el 2023 entre la inversión pública y privada, y el objetivo es superar ese 25 por ciento, así como crear 1.5 millones de empleos más.
También se promueve que el 50 por ciento de la proveeduría y el consumo nacional serán hechos en México, ese es el objetivo en los sectores, por lo menos, textil, calzado, mobiliario, de juguetes y algunos otros, así como aumentar en 15 por ciento de contenido nacional. Además, 50 por ciento de compras públicas vinculadas con la industria nacional. Las compras públicas, como ustedes saben, son un gran potencial para el desarrollo. De igual forma, recuperar la vocación de generar vacunas hechas en México.
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