La nueva política económica es la fórmula que estamos aplicando para remontar esta crisis transitoria, indicó. La pandemia solo vino a precipitar, en medio de un tremendo agotamiento, el derrumbe del modelo neoliberal en el mundo, afirmó.
En su ensayo de 30 cuartillas consideró que la sociedad debe participar de manera activa no solo en la decisión de los asuntos nacionales sino también en la administración de los recursos públicos, y gozar de libertad para ejercer en la forma que considere conveniente los que se destinan a la mejoría de sus entornos inmediatos.
“Ello no solo robustece la cultura democrática del país sino que aligera al aparato gubernamental de oficinas y dependencias administrativas, reguladoras y fiscalizadoras que han hecho gala de ineficiencia, corrupción y desperdicio de recursos”.
Sostuvo que con esta política se atenderá al 70 por ciento de los mexicanos tradicionalmente relegados y al mismo tiempo, permitirá sacar a flote la economía y remontar la crisis en beneficio de todos.
En el 70 por ciento de la población preferente se contempla desde los más pobres hasta los trabajadores al servicio del Estado, maestros, médicos, enfermeras, soldados, marinos, oficinistas, administradores, técnicos, obreros y empleados de Pemex, la Comisión Federal de Electricidad y otras empresas públicas.
“A partir de la pandemia del coronavirus decidimos reforzar los apoyos sociales, ampliando el presupuesto destinado a la gente. En este mes de mayo tenemos contemplado bajar recursos por alrededor de 120 mil millones de pesos, cantidad un poco mayor a la gran aportación que hicieran nuestros paisanos migrantes que, en el mes de abril, mandaron a sus familiares cuatro mil millones de dólares, esto es: 96 mil millones de pesos; estamos hablando de más de diez millones de envíos de 380 dólares en promedio. Con esta inyección de recursos, rápida y directa a las familias se está fortaleciendo la capacidad de compra o de consumo de la gente y con ello podremos reactivar pronto la economía”.
En su opinión la solución de fondo, la más eficaz para vivir libres de miedos y temores, pasa por enfrentar el desempleo y la pobreza, por evitar la desintegración familiar y la pérdida de valores, y por favorecer la incorporación de los jóvenes al trabajo y al estudio.
Hizo notar que a pesar del coronavirus en el trimestre enero-marzo, la inversión foránea fue de 10 mil 334 millones de dólares; es decir, 1.7 por ciento superior a la registrada en el mismo trimestre del año pasado, de manera que, una vez iniciado el 1 de julio el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), se crearán más oportunidades de negocios para empresarios y comerciantes, así como puestos de trabajo mejor pagados en beneficio de técnicos y profesionales con altos niveles académicos
Mencionó que aún con la crisis por la pandemia del COVID-19, la recaudación del primero de enero al 15 de mayo fue de un billón 597 mil 097 millones de pesos; o sea, 4.9 por ciento superior en términos reales al mismo periodo del año pasado. Recordemos que en los dos últimos sexenios 165 grandes contribuyentes se beneficiaron con condonaciones por 348 mil 877 millones de pesos y, ahora, por el contrario, además de no existir este ofensivo privilegio, estamos cobrando deudas vencidas. En estos tiempos, hemos iniciado denuncias civiles y penales contra 15 grandes corporaciones que en conjunto deben al erario 50 mil millones de pesos.
Expuso que el gobierno tendrá que seguir profundizando en ahorrar en el costo de construcción de obras y en la contratación de servicios. La mejor demostración de las ventajas de esta estrategia se advierte con claridad en el comparativo de costos, calidad y tiempo.
“Es necesario seguir ahorrando en adquisición de bienes e insumos que compra el gobierno a proveedores, como es el caso de medicinas, materiales de curación, equipos médicos, gas, gasolinas, diésel, carbón y papelería, manteniendo las prácticas de compras consolidadas y de la centralización de todas las adquisiciones en la Oficialía Mayor de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
“La estrategia de combate a la corrupción nos puede significar ahorros por unos 100 mil millones de pesos adicionales a lo ya alcanzado, siempre y cuando no bajemos la guardia en el combate al robo de combustible o huachicol. El año pasado, el ahorro por evitar la corrupción en la adquisición de bienes a proveedores del gobierno alcanzó la cifra de 200 mil millones de pesos”.
Para el presidente Lópéz Obrador es vital convertir la honestidad en forma de vida y de gobierno: contrario a lo que sostenían los políticos del neoliberalismo de que la corrupción era parte de la cultura del pueblo de México, nosotros postulamos que la mayor riqueza de México es la honestidad de su pueblo.
“No debe haber gobierno rico con pueblo pobre; se acabó aquello de pedirle al pueblo apretarse el cinturón sin que antes lo haga el gobierno. Imaginemos lo importante que sería en lo personal y colectivo que le bajáramos al consumismo, a las extravagancias y se disminuyera la frivolidad; que en vez de ser uno de los países donde más se compran productos de lujo pasáramos a ser, lo más pronto posible, uno de los pueblos más sobrios, con menos ostentación, derroche y, sobre todo, con menos desigualdad social.
“El fin último de un Estado es crear las condiciones para que la gente pueda construir su felicidad; el crecimiento económico y los incrementos en la productividad y la competitividad no tienen sentido como objetivos en sí mismos sino como medios para lograr un objetivo superior: el bienestar general de la población. Y preciso aun más el bienestar material y el bienestar del alma”.
AMLO propone establecer un Estado de bienestar igualitario y fraterno para garantizar que los pobres, los débiles y los olvidados encuentren protección ante incertidumbres económicas, desigualdades sociales, desventajas y otras calamidades, donde todos podamos vivir sin angustias ni temores. El Estado de bienestar igualitario y fraterno que estamos construyendo tiene como objetivo la protección de las personas a lo largo de la vida, desde la cuna hasta la tumba, haciendo realidad el derecho a la alimentación, al trabajo, la salud, la educación, la cultura, la vivienda y la seguridad social.
Destacó cuatro lecciones básicas, entre muchas otras que deben rescatarse de estos tiempos aciagos del coronavirus: Primero, que ante todo deben garantizarse las libertades y el derecho a disentir. Es un timbre de orgullo poder expresar que estamos domando la pandemia sin autoritarismo. La gente se ha portado a la altura de las circunstancias y ha cumplido con responsabilidad y abnegación las medidas de inmovilidad, cuidado mutuo y sana distancia. Estamos haciendo realidad el apotegma de nada por la fuerza todo por la razón y el derecho
En segundo lugar, ha quedado de manifiesto que la familia mexicana es la institución de seguridad social más importante del país, y que gracias a ello se ha podido cuidar en nuestras casas a la población más vulnerable frente al virus: la que padece de hipertensión, diabetes, obesidad y otros padecimientos; así como a los adultos mayores.
Tercero: Es indispensable revalorar la importancia que tiene la educación para la salud e impartirla en las escuelas y trasmitirla en la casa y a través de los medios de comunicación.
Es mejor prevenir que solo apostar a curar. Debe darse atención a los males endémicos que más muertes causan en el país. Desde luego, lo más humano y ético es luchar para que nadie fallezca, y menos por padecimientos curables. Pero cada año, desgraciadamente, de manera silenciosa, por las dos principales causas de mortalidad en el país, por las enfermedades cardiacas y la diabetes mellitus, pierden la vida alrededor de 250 mil personas; y aunque estas enfermedades son, en muchos casos, hereditarias, la mejor forma de evitarlas o controlarlas pasa por llevar una buena alimentación y practicar el ejercicio o el deporte en forma regular.
Ya no puede seguirse ocultando el hecho de que el promedio mundial de consumo de bebidas azucaradas equivale a 25 litros por persona al año; en Estados Unidos a 100 litros; en México, a 150 litros y en el estado de Chiapas, al doble. De modo que urge una amplia campaña de orientación nutricional.
El regreso a la nueva normalidad debe ir acompañado de la convicción de profundizar en los cambios ya iniciados por nuestro gobierno y poner atención en todo aquello que permita mejorar las condiciones de vida de los mexicanos para alcanzar una sociedad mejor, concluyó.
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