Uno creería que, así las cosas, a la derecha no le queda sino un tiempo de contrición y reflexión; de expiación de culpas; de grandes remedios y de tratar de salvar aquello que les parezca rescatable. Pero parece que no han entendido: siguen con la desinformación, con los intentos de manipulación y hasta se atreven a algo más: la desestabilización de la paridad cambiaria.
Para nadie es un secreto la nueva embestida mediática que la derecha ha emprendido en redes y en medios, esto es: que la más importante de las reformas propuestas por el Presidente Andrés Manuel López Obrador va a dejar sin independencia al Poder Judicial. Y que “los mercados” se van a poner más que nerviosos, histéricos.
Parece que merced a una súbita como artificial demanda de dólares, el peso mexicano perdió algunos puntos ante la divisa estadunidense, si bien -y aunque con lentitud-, la moneda nacional, de nuevo, se recupera.
Pero el punto es que si se comprobara que todo es parte de una estrategia de desestabilización contra la economía nacional, estaríamos al inicio de una suerte de terrorismo financiero, esto es, de una agresión contra México; el país en otros tiempos ya ha sufrido estos embates. Y, ciertamente, han dejado boquetes en la economía con tremendas cicatrices que aún duelen.
Lo cierto es que la derecha no ha aprendido o no quiere aprender: prefiere mirar hacia afuera y suspira por el avance de la ultraderecha en Europa y la llegada al poder de Javier Milei, en Argentina; aquí, Acción Nacional se debate en guerras intestinas y ya se habla del Partido de la Marea Rosa; en el PRI dicen que se van a rfundar. Y en el PRD, mejor ni hablan.
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