Ni uno solo de los tres partidos que conforman la oposición fue capaz de ofrecer alternativa alguna para detener la segunda edición de la Cuarta Transformación.
Ya no digamos personalidad que disputara de igual a igual, ante Morena, el favor del electorado: mucho menos una oferta política que llamara la atención, que convenciera, que sedujera a la ciudadanía.
Los días pasan, la cita en las urnas está cada vez más cerca y a cada minuto resulta más claro que Xóchitl Gálvez fue una mala ocurrencia y cuando mucho, un pésimo chiste que no dura más allá que su propia carcajada.
Así las cosas, la apuesta de la oposición sigue siendo la infamia, la guerra de lodo, la confusión y la desinformación: en medio de la desesperación lanzan acusaciones ominosas –pero no pruebas-, contra Arturo Saldívar, ex presidente de la Suprema Corte y ahora colaborador de la cuasi presidenta de la República, Claudia Sheinbaum.
Le apuestan a la infamia, al descrédito y al desprestigio. Y se valen incluso de alianzas inconfesables, como la evidentemente establecida con la Presidente del máximo tribunal, Norma Piña. Su apuesta es por el escándalo y el descarrilamiento de la candidatura de Sheinbaum.
Sólo que primero tienen que comprobar. Y en esta materia, la de comprobar, no han sido precisamente duchos en este tiempo.
Con todo, es innegable que han encontrado respuesta: su campaña de lodo ha conquistado las voluntades de muchos que están dispuestos a votar contra Morena, su candidata y demás aspirantes a una curul en el Poder Legislativo.
Pero ellos mimos saben, atestiguan cada día, como la aspirante presidencial de sus preferencias políticas se desinfla y nomás no levanta: un día se exhibe a sí misma en un mítin y al otro se equivoca garrafalmente, en entrevista ante algún periodista.
La pregunta es, entonces, si tienen una abanderada que nada más les hace pasar vergüenzas, una candidata de pena ajena, ¿cómo le van a hacer para evitar el desánimo y el desencanto?
Imagino a los seguidores de la triple e infame alianza PAN-PRI-PRD que el día de los comicios acudirán a las urnas con el Jesús en la boca y el Rosario entre las manos, mientras rezan a toda la corte celestial para que les haga el milagro de la Xóchitl presidenta.
Será su último recurso. Y en una de ésas, ni van.
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