Genial, ¿no? Y al poner al borde de la fractura al panismo –que se advierte profunda y grave, como pocas en ese partido-, el senador Gamboa dio también un paso en firme en la definición del candidato presidencial panista que al PRI le conviene, es decir: la ex primera dama, Margarita Zavala, menos aguerrida, mas dialoguista, más a modo de la negociación priísta.
El respaldo a Ernesto Cordero fue en realidad un apuntalamiento al calderonismo; por tanto, para Margarita Zavala; pero sobre todo, un golpe en seco al beligerancia e irreductible intransigencia de Ricardo Anaya.
Con todo, lo que ha hecho Gamboa es provocar un socavón en la estructura endeble del panismo, la cual desde hace tiempo presenta cuarteaduras, a causa de esta interminable confrontación por el control del partido; es decir, lo ha debilitado aún más
Lo cierto es que en cuanto Ernesto Cordero recibió la felicitación de Gamboa Patrón, al asumir la Presidencia de la Mesa directiva del Senado, quedó claro que se allanaba así el camino para la unción de Cervantes Andrade como primer Fiscal General de la Nación, dado el debilitamiento de la más fuerte de las partes opositores; la otra –el PRD-, venía cada vez a menos afectada por la corriente migratoria hacia Morena, esto es en el Senado, hacia el PT.
Y aunque es fuerte por mayoritaria la oposición del PAN a Ernesto Cordero, las decisiones que éste tome para agilizar el nombramiento de Cervantes Andrade, recibirán siempre –incluso si son al margen del reglamento o están fuera de agenda- el respaldo del bloque PRI-PVEM, unos 52 senadores, más los cuatro panistas que apoyaron a Cordero y Cordero mismo, unos 57 en total.
La oposición al pase automático sería más o menos del mismo tamaño, si es que al momento de la votación ningún senador del PAN, PRD o del Partido del Trabajo se ausenta o en otras palabras, si ninguno de ellos cede al “maiceo”. Y desde luego, siempre en el supuesto de que dichos partidos estén de acuerdo en impedir la unción de Cervantes.
Así las cosas, la conversión del procurador en primer fiscal sería decisión de los senadores que aún sigan sin partido, esto es, Manuel Cárdenas Fonseca –quien se declaró apartidista, luego que arribó al Senado como suplente, tras la muerte de Mónica Arriola, la única senadora de Nueva Alianza, en Marzo último-; Martha Palafox Gutiérrez y los ex perredistas Alejandro Encinas, Raúl Morón y Armando Ríos Píter.
En teoría, los tres últimos estarían en la línea de impedir el “pase automático”, dados sus orígenes de izquierda. Y acaso sería suficiente.
Lo cierto es que el espectro del Judas Maiceado ya ronda por pasillos, oficinas y curules en el Senado y, está visto, para algunos legisladores –sobre todo aquellos de convicciones relajadas o fiesteras-, resulta una tentación difícil si no es que imposible de resistir.
Sus primeras víctimas, ya cayeron.
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