Además, este fue el primer intento por apaciguar los impulsos turbulentos que prevalecían en México tras la derrota de Victoriano Huerta. Así que la tarde del 11 de octubre de 1914, algunos de los gobernadores de los estados del país y medio centenar de jefes militares fieles a Venustiano Carranza se reunieron en la Cámara de Diputados de la capital del país.
Ya sin enemigo de peligro en el horizonte, la reunión fue un antecedente de lo que después sería la Convención de Aguascalientes, el primer encuentro que se dio entre las diferentes fuerzas revolucionarias para debatir el futuro del país.
Aquella primera reunión se realizó a partir de la convocatoria que Carranza lanzó por telegrama-circular el 4 de septiembre de 1914, donde revelaba las intenciones del encuentro:
Acordar las reformas que debían implantarse, según Carranza, ya instalado al frente del Poder Ejecutivo fue un objetivo prioritario; el programa al que se sujetaría el Gobierno Provisional, así como la fecha en la que se verificarían las elecciones de funcionarios federales, fueron los objetivos expuestos.
Por supuesto que los grandes ausentes de esa reunión eran los villistas y zapatistas, a los que Carranza no había logrado convencer, dado que aun estaban frescas las derrotas que el ejército carrancista les había propinado.
Después de la salida del poder de Huerta, en julio de 1914, el Plan de Guadalupe que llamaba a tomar las armas como medio, era utilizado –ahora-- como eje para la nueva convocatoria nacional, sólo que se basaba en el debate.
Con la convocatoria de Carranza, señala Federico Reyes Heroles en su libro La Convención de Aguascalientes (Derrota o crisol de las fuerzas revolucionarias, “daría inició un careo profundo entre las facciones, mismo que permitía ver, más allá de su repudio al gobierno huertista, el México que en ese momento se deseaba o, mejor dicho, los diferentes mexicos que se fraguaron en anhelos”.
Reyes Heroles reseña que en aquel cónclave se pusieron en marcha diferentes sentimientos: “el raciocinio, el estudio, el conocimiento, pero también la pasión y el odio, y por qué no decirlo, la ambición.”
Todo lo anterior fue pensado en aras de una nueva nación y agrega: “Esa junta o reunión nacional que para muchos fue fallida por no lograr la contención final del desbocado animal político que se cree se detuvo aquel en el 17, es el primer cordón institucional que ciñe y obliga al acuerdo del que nace nuestro país”.
Con todo, a las cinco de la tarde se inició la reunión. “Carranza tenía su convención, su criatura pero no el mando”,
Ante las presiones de los diferentes grupos, al tercer día de aquellas primeras discusiones se propuso que Aguascalientes fuera sede de una convención de generales del Ejército Constitucionalista para resolver la forma de gobierno provisional “mientras se reestablecía el orden constitucional”.
Tiempo después, en Aguascalientes, serían los villistas quienes dominarían ese encuentro, mientras que se declaraba presidente Eulalio Gutiérrez y a Francisco Villa, jefe del Ejército Convencionista. Ya entonces Villa y Zapatas se habían reconciliado, pero la etapa más encarnizada de la Revolución Mexicana estaba por venir, lo que tuvo un costo alto por la sangre que se derramó en este periodo.
Fuentes Consultadas
Reyes, Heroles, Federico. La Convención de Aguascalientes (Derrota o crisol de las fuerzas revolucionarias). UNAM. México, 1982.
https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/2/700/38.pdf
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