A la ex directora de Notimex le parecieron migajas el millón de pesos que el gobierno de la 4T le ofreció como indemnización por la desaparición de la agencia y se consideró a sí misma víctima de una injusticia; alegó en larguísimos textos llenos de mentiras e infundios –que le publicó en dos planos un diario que ya hace algún tiempo comenzó a dejar de ser referencia, y sin duda va con su credibilidad en picada-, que mientras a periodistas que habían laborado algunos meses les ofrecieron indemnizaciones de dos o tres millones de pesos, a ella apenas le iba a tocar poco más del millón de pesos.
Pero lo que no dijo fue que ella no produjo ni un solo producto o servicio periodístico ni como directora, ni como reportera mientras estuvo como directora de Notimex, a pesar de lo cual, nunca dejó de cobrar un sueldo mensual de 126 mil 617 pesos que ya con impuestos descontados era de 87 mil 998 pesos mensuales; no dijo tampoco qué hizo con el presupuesto que en los poco más de tres años que duró la huelga le fue asignado por la Secretaría de Hacienda y que en promedio ascendió a más de 180 millones de pesos anuales, en promedio.
Sanjuana Martínez nunca explicó a autoridad alguna si hizo gestiones para que Notimex creciera, tuviera más clientes, dentro o fuera del país y generara más ingresos que la convirtieran en una empresa viable para el Estado; no informó cuánto invirtió en la modernización del equipo o en la capacitación de los trabajadores.
O –más allá del pretexto de la huelga que duro poco más de tres años- no explicó por qué no se hicieron coberturas noticiosas, dentro o fuera del territorio nacional, sobre todo cuando contaba no sólo con presupuesto para ello, sino también con un equipo de reporteros que no participaron en el movimiento huelguístico.
Sanjuana quería más que un millón de pesos por su indemnización. Bastante más. Ella misma dio algunas pistas: en alguno de sus infames textos dice que le ofrecieron 150 millones de pesos para indemnizarla a ella y a su equipo, es decir, su triste versión según la cual de ese monto tendría que aportar 30 por ciento para financiar la campaña de Claudia Sheinbaum, una afirmación que desde luego no puede comprobar, pero que ya manchó la honorabilidad de la virtual candidata presidencial de Morena, así como de la Secretaría de Gobernación Luisa María Alcalde y del progenitor de ésta, el abogado Arturo Alcalde, personas todas con prestigiosas trayectorias de lucha sindical y política, desde la oposición, y marcadas siempre por la honestidad y el compromiso con las mejores causas.
En una primera versión –tras la publicación de sus textos-, Sanjuana dice que informó al Presidente de la República de todo el presunto maltrato de que la habían hecho víctima funcionarios de la Secretaría del Trabajo y que López Obrador le habría agradecido que le informara y –siempre según su versión- el mandatario le habría contestado que no se iba a permitir ese abuso.
Pero otros datos –esta vez publicados por el columnista Raymundo Rivapalacio- refieren que hace semanas que el Presidente López Obrador se ha negado a recibir a Sanjuana Martínez. Y como para reforzar esta versión, la tarde de este Miércoles 10 de Enero, el Presidente de la República pidió a la ex directora de Notimex que probara sus acusaciones, en especial la que tiene que ver con el 30 por ciento de los 150 millones para la campaña de Sheinbaum, porque le dijo conoce de hace muchos años a la ex Jefa del gobierno capitalino, lo mismo que a su colaboradora, la secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde, y le consta la honorabilidad de ambas. “Respeto lo que dice, pero no lo comparto”, le dijo el mandatario al ser cuestionado en una mañanera.
Exhibida en su ambición, Sanjuana comenzó a tomar distancia del proyecto político del Movimiento de Regeneración Nacional; ha decidido confrontar a la candidata de éste y al Presidente de la República. Y en una burda maniobra de venganza política por no haber recibido la indemnización que quería –y mucho menos una candidatura que le diera impunidad-, Sanjuana ofrece armas propagandísticas a cualquiera de los opositores de la 4T, apenas a tiempo de que empiecen formalmente las campañas políticas.
Es decir: Sanjuana se decidió por la traición.
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