En 1913, durante la Decena Trágica, los alzados de la Ciudadela dispararon contra los muros de la prisión de Belén, liberando a muchos reos, quienes se unieron a los golpistas. Después, Belén, continuaría funcionando 20 años más, hasta que fue cerrada en 1933, cuando la leyenda negra sobre ese presidio corría por la Ciudad de México. Su nombre era sinónimo de muerte, antesala del infierno.
Una de las crónicas sobre este penal es más que explicativo, pues por un lado los guardias sometían a un suplicio constante a los delincuentes, pero también había presos inmisericordes que también producían temor entre la población carcelaria:
“El contoneo del hombre causa revuelo entre los presos. Alguno de los más osados le grita piropos preñados de humillación, ignorando que la cara morena, con matices indígenas, donde las cicatrices subrayan la fealdad, es advertencia de las venganzas que La Turca suele emprender, cuando está borracho, en contra de quienes intentan ofenderlo.
“La navaja escondida entre las ropas revela un carácter vehemente; el apodo, la inclinación sexual de aquel reo que un cinco de mayo se vistió de china (poblana) con un castor rojo, zapatillas de lentejuelas doradas, rebozo terciado y en las orejas arracadas de plata. Bailó el jarabe tapatío sobre una tarima que sus admiradores le colocaron.
“Al igual que La Turca, en el lugar se encontraban La China, La Pancha o La Diabla. Todos ellos, travestis de finales del siglo XIX recluidos en la Cárcel de Belem”. La violencia, aderezada con muerte, relaciones homosexuales, desesperanza y condiciones insalubres de vida, donde abundaban las ratas, pulgas y personajes grotescos, es descrita por Heriberto Frías en sus crónicas y retratos que hace de la prisión, algunos de ellos recogidos en el libro La cárcel y el boulevard.
Lilos en Belén
Frías estuvo dos veces preso en Belén. La primera, a los 14 años de edad, huérfano de padre, cuando vagabundeaba por la Ciudad de México y ya experimentaba los anestesiante efectos etílicos del pulque o el chinguirito.
Cuando frisaba los 25 años, y para salvar de la prisión a su amigo José Ferrel, director del periódico El Demócrata, quien era acusado de difamación por parte del régimen porfirista; Frías se echó la culpa y llegó a Belén por segunda ocasión. Fue esta vez en la que escribe sus textos penitenciarios y puede observar, con ojo crítico de periodista, la pudrición que se padecía en la cárcel, pese a los objetivos ideológicos de Manuel Payno y José María Luis Mora, impulsores intelectuales de un nuevo sistema penitenciario en la segunda mitad del siglo XIX, y que buscaba reformar a los reos a través del trabajo en diversos talleres como de la fabricación de escobas, zapatos, carpintería sastrerías y albañilería.
Desde su origen el inmueble pareciera que estaba condenado al exceso, no obstante que lo regenteaban clérigos del culto católico, con el tiempo se convertiría en la prisión de Belén, en las esquinas de Arcos de Belem y Avenida Niños Héroes, al extremo noroeste de la Ciudad de México.
El edificio fue fundado en el año de 1683 por Domingo Pérez Barcia, nacido en Villa Marzo, Asturias, España, de quien se decía, por una parte, que buscaba ayudar, en sus refugios espirituales, a monjas arrepentidas. Pero por la otra, se le acusaba de ser un libertino que había viajado a la Nueva España en busca de aventuras y amantes, lo cual logró por medio de la fundación de su casa de asilo a “las arrepentidas del sacerdocio sexual”, en donde llegaron a vivir más de 300 mujeres.
Cuando declinó ese edén por cuestiones económicas, el recinto albergó a las religiosas de Santa Brígida, para luego ser utilizado como Colegio de Niñas de San Miguel de las Mochas o San Miguel de Bethlem pero por la promulgación de la Leyes de Reforma, finalmente se convirtió en una prisión que se suponía representaba un paso civilizatorio en el sistema penitenciario nacional.
El proyecto no funcionó y la Cárcel de Belén se volvió un hogar de la delincuencia y una sucursal del infierno en plena Ciudad México. Tan era así, que Frías pedía en sus artículos periodísticos establecer la pena capital como un gesto humanista ante las condiciones de hacinamiento y pudrición de los reos.
El Jazz de la cárcel
Reos famosos
Estuvieron recluidos entre los muros de Belén, delincuentes de la talla de Jesús Negrete, El Tigre de Santa Julia, quien murió en allí, y Chucho el Roto quien tras ser traslado a San Juan de Ulúa, Veracruz, escapó hasta en dos ocasiones.
Pero quien sí pudo fugarse de Belén, fue Roberto Alexander Hernández, El ladrón Elegante, apodado así por su forma de actuar y su galantería y buen porte del que se valía para asaltar a la aristocracia mexicana, durante fiestas o reuniones que lo convirtieron en una figura de ocho columnas al inicio del siglo XX en el Imparcial. Cuando fue capturado señaló con arrogancia que se escaparía en no más de tres meses y así lo hizo. Basado en su dominio del arte dramático se disfrazó del custodio que lo vigilaba noche y día y salió por la puerta principal de la prisión sin que nadie se diera cuenta sino horas más tarde.
La siguiente noticia que se supo de Alexander fue que había sido capturado en Torreón, donde diversos funcionarios y gente de todas las clases sociales buscaban retratarse a su lado. En 1958, el director de cine Alejandro Galindo filmó la película Raffles, basada en la vida de este personaje. La cinta debe su nombre al protagonista de la novela de E. W. Hornung, The Amateur Craksman, pues Alexander utilizaba el mismo modus operandi que éste.
La cárcel de Belén también fue el hogar de presos políticos durante el porfirismo. El 26 de abril de 1903, el editorial de El hijo del Ahuizote denuncia la aprehensión de Juan Sarabia, Ricardo y Enrique Flores Magón, Alfonso Cravioto y Santiago R. de la Vega, acusados de “haber ultrajado a agentes de la autoridad en ejercicio de sus funciones”, con especial agravio al General Bernardo Reyes, padre del poeta y escritor regiomontano Alfonso Reyes, “desventurado aspirante a la Presidencia de la República”, reseñó el rotativo.
Madero en Belén
Relata Ricardo Flores Magón: “Al siguiente día, como a la una de la tarde fuimos sacados sigilosamente por una puerta no frecuentada, se nos hizo subir de dos en dos a unos carruajes cerrados que nos esperaban, y con las bocas de las armas puestas sobre nuestros pechos llegábamos a la prisión de Belén. Nunca había visto por dentro esa horrible cárcel que en años posteriores me fue tan familiar. Después de caminar por oscuro pasadizos y de subir y bajar mugrientas escaleras nos encontramos en un largo salón cuyo techo tocábamos con las manos. Triste luz crepuscular hacía más horrendo aquel antro fétido, húmedo, negro. Apoyé mis manos en la pared y la retiré asombrado: esputos sanguinolentos decoraban las paredes. Se nos había encerrado en el departamento donde se hacinan a los mendigos que infestan la ciudad. Había ahí leprosos, tísicos, sarnosos, cojos, mancos, tuertos, ciegos, sordos, mudos, paralíticos, llagados, sifilíticos, jorobados, idiotas, un espantoso depósito de carne enferma que chorreaba pus y mugre… En la noche se nos condujo al departamento de detenidos. Era pesada la atmósfera también ahí, pero siquiera se libraron nuestros ojos del espectáculo de la carroña viviente”.
El 22 de mayo de 1901, por segunda ocasión, Ricardo Flores Magón fue enviado a la cárcel de Belén, junto con su hermano Jesús, como parte de la primera oleada represiva en contra de los liberales que participaron en el Congreso Liberal de San Luis Potosí. La orden de aprehensión en contra de Jesús y Ricardo fue emitida por el juez primero de lo correccional Winstano Velázquez, por el delito era el de difamación basada en una querella presentada por Enrique A. Quevedo a nombre del ex jefe político de Huajuapan de León, Luis G. Córdoba por el artículo Instintos Salvajes, del 30 de abril del mismo año.
Tras este hecho, Ricardo llegó a la conclusión de que la publicación de Regeneración sólo podrá continuar en el exilio y a través de Vidal Garza Pérez, exiliado en Laredo, Texas, comenzó a buscar una imprenta en esa ciudad, para continuar la impresión del periódico, aunque el 14 de junio, su madre, Margarita Magón, muere en su casa de Mixcoac, Distrito Federal.
No obstante que los hermanos Magón fueron sentenciados a dos años de prisión, se les liberó previa fianza el 30 de abril de 1902. Jesús Flores Magón reinstaló su despacho de jurisprudencia y dejó Regeneración, pero Ricardo siguió en la lucha, hasta que es apresado y por tercera ocasión, junto con Juan Sarabia, Enrique Flores Magón, Alfonso Cravioto y Santiago R. de la Vega, ingresa a la cárcel de Belén el 16 de abril de 1903. Esto sucedió cuando la policía invade las oficinas de El Hijo del Ahuizote, entonces a cargo de Ricardo, siendo acusados de ultrajes a los agentes de la autoridad. A pesar de estar sometidos al aislamiento dentro de la cárcel, Gabriel Pérez Fernández, ayudante de la defensa, introducía libros, correspondencia y listas que convirtieron la celda en “la oficina del periódico” .El 2 de octubre de 1903, los presos fueron puestos en libertad bajo protesta.
Nombres de la historia
Entre los huéspedes de la cárcel estuvieron Jesús Negrete, El Tigre de Santa Julia, quien murió en prisión, y Chucho el Roto que tras ser traslado a San Juan de Ulúa, escapó en dos ocasiones de allí.
El genio de los disfraces: Chuco el Roto
La cárcel de Belem también fue hogar de presos políticos durante el porfirismo. El 26 de abril de 1903, el editorial de El hijo del Ahuizote denunció la aprehensión de Juan Sarabia, Ricardo y Enrique Flores Magón, Alfonso Cravioto y Santiago R. de la Vega, acusados de “haber ultrajado a agentes de la autoridad en ejercicio de sus funciones”, con especial agravio al general Bernardo Reyes, padre del poeta y escritor Alfonso Reyes, “desventurado aspirante a la Presidencia de la República”, señala el desplegado.
Belén dejó de funcionar como cárcel en 1933 para dar paso a otra prisión celebre: el Palacio Negro de Lecumberri, mientras que la vieja cárcel de Belén fue ocupada por la escuela primaria Revolución.
Bibliografía y Mesografía Consultadas
Frías, Heriberto La cárcel y el boulevard. Conaculta/Planeta, México 2002.
http://www.derecho.unam.mx/investigacion/publicaciones/librosfac/pdf/pub05/10DraMENDOZA.pdf
http://komoni.mx/la-tenebrosa-carcel-de-belen/
https://www.maspormas.com/2016/10/06/la-carcel-belem-infierno-en-la-ciudad-mexico/
https://vientredecabra.wordpress.com/2013/07/07/la-carcel-de-belem-infierno-de-travestis-bandidos-e-intelectuales/
Deja un comentario